UNA CENA PARA TODOS

Durante los juegos olimpicos efectuados en Paris 2024, pasó una situación durante la inauguración de los juegos olimpicos. Representantes del movimiento LGTB+, durante esta celebración realizaron una representación, algunos mencionan que ellos representaron «La Ultima Cena» de DaVinci en burla hacia el cristianismo y otros mencionaron que en realidad fue una representación de «La fiesta de los dioses» de Van Bijlert.

Esto causó un gran debate en redes sociales, y algunos cristianos empezaron a amenazar la vida de esas personas que intentaban promever la inclusión. Un pasaje muy sobresaliente y utilizado en redes sociales para hablar y justificar al respecto, fue 1 Corintios 11. El cual habla sobre tomar en indignamente la Cena del Señor; pero ¿Que significa para Pablo esto?

Durante todo este tiempo, es un punto que me ha puesto a reflexionar, si en realidad podemos hablar y amanezar a personas sobre este punto, es muy interesante lo que Pablo hace al usar las palabras de Jesús; lo puedes leer a continuación:

En las siguientes instrucciones, no puedo elogiarlos. Pues parece que hacen más daño que bien cuando se juntan. Primero, oigo que hay divisiones entre ustedes cuando se reúnen como iglesia y, hasta cierto punto, lo creo. Así que, ¡por supuesto que tiene que haber divisiones entre ustedes, para que los que tienen la aprobación de Dios sean reconocidos!

Cuando ustedes se reúnen, la verdad es que no les interesa la Cena del Señor. Pues algunos se apresuran a comer su propia comida y no la comparten con los demás. Como resultado, algunos se quedan con hambre mientras que otros se emborrachan. ¿Qué? ¿Acaso no tienen sus propias casas para comer y beber? ¿O de veras quieren deshonrar a la iglesia de Dios y avergonzar a los pobres?

¿Qué se supone que debo decir? ¿Quieren que los elogie? Pues bien, ¡de ninguna manera los elogiaré por esto!

Pues yo les transmito lo que recibí del Señor mismo. La noche en que fue traicionado, el Señor Jesús tomó pan y dio gracias a Dios por ese pan. Luego lo partió en trozos y dijo: «Esto es mi cuerpo, el cual es entregado por ustedes. Hagan esto en memoria de mí». De la misma manera, tomó en sus manos la copa de vino después de la cena, y dijo: «Esta copa es el nuevo pacto entre Dios y su pueblo, un acuerdo confirmado con mi sangre. Hagan esto en memoria de mí todas las veces que la beban». Pues, cada vez que coman este pan y beban de esta copa, anuncian la muerte del Señor hasta que él vuelva.

Por lo tanto, cualquiera que coma este pan o beba de esta copa del Señor en forma indigna es culpable de pecar contra el cuerpo y la sangre del Señor. Por esta razón, cada uno debería examinarse a sí mismo antes de comer el pan y beber de la copa. Pues, si alguno come el pan y bebe de la copa sin honrar el cuerpo de Cristo, come y bebe el juicio de Dios sobre sí mismo. Esa es la razón por la que muchos de ustedes son débiles y están enfermos y algunos incluso han muerto.

Si nos examináramos a nosotros mismos, Dios no nos juzgaría de esa manera. Sin embargo, cuando el Señor nos juzga, nos está disciplinando para que no seamos condenados junto con el mundo.

Así que, mis amados hermanos, cuando se reúnan para la Cena del Señor, espérense unos a otros. Si de veras tienen hambre, que cada uno coma en su casa, a fin de no traer juicio sobre ustedes mismos cuando se reúnan. Les daré instrucciones sobre los demás asuntos después de mi llegada.

1 Corintios 11:17- 33 NTV

Celebracion de la Cena

Celebracion de la Cena del Señor, grabadas en catacumbas de San Marcelino
https://es.aleteia.org/2021/08/10/catacumbas-de-san-marcelino-y-san-pedro-una-joya-de-la-roma-cristiana

La mayoría de las tradiciones cristianas actuales celebran la Cena del Señor a través de un servicio realizado los días domingos, tanto en las iglesias protestantes como en las católicas. Algunas iglesias la realizan todos los domingos, mientras que otras la llevan a cabo una vez al mes. Sin embargo, durante el desarrollo de la iglesia del primer siglo, la celebración de la Cena del Señor era muy diferente.

La iglesia del primer siglo no contaba con una estructura como el dia de hoy, y esta celebración no se llevaba a cabo en templos, ya que los creyentes se reunían en casas, de aquellos creyentes ricos, que especialmente contaban con un espacio suficiente para albergar a un grupo de entre 10 y 50 personas, estas reuniones solían efectuarse los domingos.

Durante estas reuniones, los creyentes conmemoraban la resurrección de Jesús junto con banquetes que consistían en alimentos compartidos por los participantes. Parte de este banquete incluía la Cena del Señor, en la que se recordaba el sacrificio de Jesús a través del pan y el vino. Este enfoque reflejaba una práctica más comunitaria e íntima en comparación con las ceremonias más formales que se llevan a cabo en muchos contextos contemporáneos.

Uno de esos banquetes cristianos en los cuales se conmemoraba la Cena del Señor es conocido hasta el día de hoy en algunas tradiciones cristianas como la «fiesta de ágape». En esta celebración, se lleva a cabo el lavado de pies, se comparten alimentos y se participa en la Cena del Señor. Pablo hace varias referencias a este evento en su primera carta a los creyentes en Corinto, al igual que la carta de Judas (1:12).

El Problema en Corinto

1 Corintios, está escrito para una congregación que experimenta una serie de desafíos dentro de una ciudad multicultural y politeísta. Durante su tiempo enseñando el evangelio, Pablo consolidó esta iglesia (Hec. 18). Sin embargo, decidió continuar sus viajes para establecer nuevas congregaciones, y recibió informes preocupantes sobre está iglesia. Se mencionaban divisiones por seguir a diferentes maestros, pecados relacionados con sexo entre creyentes, conflictos étnicos, participación en comidas dedicadas a ídolos y el uso indebido de la gracia como justificación para conductas cuestionables.

Esta conducta parece haber surgido después del encuentro entre Pablo y Galión. Galion no vio problemas con la llegada del evangelio para los ciudadanos, y al igual que las tradiciones judías, se permitía realizar cultos en esta ciudad (Hec.18:12-17). El cristianismo fue visto como una variante del judaísmo y no fue perseguido; al menos no con la presión que se experimentaba en otros lugares por parte de los juedios, griegos y romanos. Por lo tanto, los problemas en la iglesia de Corinto parecen ser resultado de una libertad desenfrenada sin ningun emperador, rey o autoridad oficial que se oponga.

Efectivamente, la forma en que los corintios celebraban y recordaban la Cena del Señor estaba equivocada. Sin embargo, este problema parecía estar más relacionado con divisiones internas y prácticas inapropiadas que con cuestiones teológicas. Algunos comían y bebían en exceso, llegando incluso a embriagarse, mientras que otros no participaban en nada de esta celebración. Esto reflejaba una falta de interés en servir a los demás y una ausencia real del amor fraternal de servicio (ágape) que Jesús demostró al entregar su vida por otros. Esta celebración cristiana parecía haberse convertido en un acto tradicional, sin reflejar verdaderamente una transformación en los corazones de los creyentes.

En las últimas cuatro décadas, los trabajos arqueológicos en la antigua Corinto han arrojado luz sobre la composición de la ciudad y las casas de las antiguas familias ricas en esa área. Estas casas eran similares a las clásicas casas romanas, probablemente influenciadas por la riqueza y el poder de la época. Este contexto arqueológico proporciona una comprensión más completa de la vida y la sociedad en la antigua Corinto, lo que puede ayudar a contextualizar mejor las enseñanzas de Pablo y las luchas enfrentadas por la iglesia en ese tiempo.

Model of a Roman Townhouse (domus) University of Pennsylvania Museum of Archaeology
https://sketchfab.com/3d-models/roman-house-00ca17d806d04d4da2fb758629821312

Efectivamente, las casas donde se reunían los primeros cristianos, en su mayoría propiedad de familias adineradas, proporcionaban el espacio necesario para celebrar banquetes y la Cena del Señor. Estas casas constaban de dos áreas principales: el «Atrium» y el «Peristylium», con un pequeño cuarto llamado «Triclinium» entre ellas. El «Triclinium», siendo relativamente pequeño en comparación con el resto de la casa, probablemente podía acomodar a unas 10 o 12 personas sentadas, y era donde se llevaban a cabo los banquetes y la celebración de la Cena del Señor.

La tradición cristiana de reunirse los domingos es común en la actualidad, dado que vivimos en una sociedad que ha sido moldeada por enseñanzas cristianas. El domingo, para muchos, es un día de descanso por razones legales y religiosas. Sin embargo, durante en el primer siglo, el día domingo para la iglesia, también era un día en el que era posible reunirse, pero esto era más aplicable a las familias ricas (los dueños de los hogares, ricos), ya que las personas libres, pobres y esclavizadas no tenían días libres; trabajaban todos los días y todo el tiempo.

Los ricos, al no tener obligaciones laborales, tenían la facilidad de llegar temprano al banquete y comenzar la cena en el «Triclinium«, mientras que aquellos que tenían que trabajar no tenían la misma oportunidad. Esto podría llevar a una situación en la que los más ricos terminaran ocupando los lugares en el «Triclinium» y, por ende, disfrutando de la comida en primer lugar, dejando a otros fuera de la mesa y obligándolos a sentarse en el suelo.

Pablo critica enérgicamente esta práctica en sus cartas a los corintios, ya que contradecía el propósito y el significado de la Cena del Señor. Jesús instituyó este acto durante la celebración de la Pascua judía, no como un ritual elitista, sino como un recordatorio de su sacrificio por la humanidad, un acto que unía a todos, ricos y pobres, en igualdad ante la gracia de Dios.

La iglesia en Corinto había perdido de vista este significado y había convertido la Cena del Señor en una actividad exclusiva para unos pocos, siendo que esto es contrario a lo que Jesus enseñó durante la celebracion de la Ultima Cena (Luc. 22:24-27). Pablo les recuerda que en la mesa del Señor todos son iguales, todos necesitan perdón y todos necesitan a Dios.

Comer Indignamente

Los versículos 27 al 32, han sido objeto de controversia debido a la interpretación sobre la participación en la Cena del Señor y la comprensión de la gracia ofrecida por Dios a través de Jesús. Sin embargo, Pablo intenta recalcar la importancia de participar de manera reflexiva y respetuosa, reconociendo el significado profundo de este acto de comunión con Dios y entre los creyentes.

Pablo no está abordando simplemente el problema de participar en la Cena del Señor sin una autoevaluación previa o sin una oración, sino que está señalando un problema más profundo que existía en la iglesia de Corinto. Este problema se relacionaba con la división entre ricos y pobres, especialmente perpetuada por los líderes ricos de la iglesia, quienes pensaban que estaban celebrando la Cena del Señor de manera adecuada, pero en realidad estaban humillando y avergonzando a los cristianos más pobres de su congregacion. Esta actitud era considerada por Pablo como una manera indigna de recordar al Señor (comer indignamente).

Un clave, de mucha que a causado polemica, ha sido precisamente el versiculo 29-32:

 Porque el que come y bebe sin discernir correctamente el cuerpo del Señor, come y bebe juicio para sí. Por esta razón hay muchos débiles y enfermos entre ustedes, y muchos duermen. Pero si nos juzgáramos a nosotros mismos, no seríamos juzgados. Pero cuando somos juzgados, el Señor nos disciplina para que no seamos condenados con el mundo.

Desde los tiempos del mundo antiguo hasta el primer siglo, existió un pensamiento común entre las personas, «cuando las cosas no iban bien, estas eran maldiciones proveninete de los dioses, porque hiciste algo que lo hizo enfadar», pero ¿Acazo este es un pensamiento respaldado por Pablo? ¿Qué esta haciendo Pablo? ¿Jesus respaldó esta enseñanza?

La antigua idea donde las personas recibian maldiciones por parte de Yahvé, fue un pensamiento que Jesus confrontó en diferentes momentos en los Evangelios (Mat. 9:1-8; Juan 9:2-3). También el Maestro de la Vida, enseñó en su Sermon que en realidad nada de lo que entra por la boca puede afectar a las personas, sino todo el mal proviene del corazón humano (Mat. 15:11-20).

¿Acaso Pablo enseña a los corintios una enseñanza contraria a Jesus?¿Que es lo que busca Pablo al hablar de esta idea común? este pasaje, no debe ser comprendido aisladamente sino comprendido junto con su contexto. La meta de Pablo es concientizar que en su vida sea una realidad la Cena del Señor en la comunidad crisitiana de Corinto; reflejando el amor y el servicio. Sin embargo, las divisiones han llevado a la consecuencia de que descuiden lo que él llama el Cuerpo de Cristo (la iglesia) en esta carta; no se cuidan unos a otros ni cuando estan sanos, ya que no existe ese amor «agape» que celebran, ni cuando enferman a consecuencia de sus actos egoistas (muy probablemente de comer y beber demasiado) que han llevado a que algunos mueran; su fé en Jesús al parecer solo es cumplir con un acto con el proposito de que se vean beneficiados algunos (líderes ricos) y no con una realidad en la vida de está comunidad cristiana del primer siglo que involucra a ricos, libres, pobres y esclavos.

Un tema fuertemente enseñado en la Utlima Cena, por el Maestro de la Vida fue que no hay nadie superior, sino que el mayor sirve al menor (algo que no era consevido en ningun gobierno, autoridad o de la alta sociedad en el primer siglo), donde Jesús menciona que todos son siervos (Lucas 22:24-30).

La Cena del Reino

Ya que al tomar la Cena del Señor, todos sabemos precisamentede nuestra indignidad y dependemos únicamente de la gracia de Dios. Nos recuerda que es la gracia de Dios la que nos ha hecho parte de su Reino. Por tanto, Pablo desafía a los corintios a examinarse y evaluar cómo están celebrando la Cena del Señor, ya que están humillando sistemáticamente a aquellos creyentes que no son ricos. Dios no aprueba la actitud de aquellos que humillan a otros en nombre de Jesús, especialmente aquellos que abusan de su autoridad y aun mas dentro de la iglesia.

Pablo insta a abandonar esa mentalidad legalista y egoista que enfatiza las acciones de las personas como requisito para participar en la Cena del Señor. En cambio, nos recuerda que el verdadero centro de esta celebración es Jesucristo y su obra redentora. La Cena del Señor nos invita a poner a Jesús en el centro de nuestras vidas y a recordar su sacrificio por nosotros.

Al participar en la Cena del Señor, estamos proclamando la gracia, la esperanza y la relación restaurada con Dios que hemos encontrado en Jesucristo. No se trata de afirmar nuestra pertenencia a una iglesia local, sino de confiar en el Reino de Dios que ha llegado a través de Jesús. Así como Isaías compara la salvación de Dios con un banquete para su pueblo, la Cena del Señor nos invita a disfrutar de la comunión con Dios y a celebrar la obra redentora de Jesucristo.

En Jerusalén, el Señor de los Ejércitos Celestiales preparará un maravilloso banquete para toda la gente del mundo. Será un banquete delicioso con vino añejo y carne de primera calidad. Allí él quitará la nube de tristeza, la sombra de muerte que cubre la tierra.
En aquel día, la gente proclamará:
«¡Este es nuestro Dios! ¡Confiamos en él, y él nos salvó! Este es el Señor en quien confiamos. ¡Alegrémonos en la salvación que nos trae!».

Isaías 25:6 -9 NTV

La Cena del Señor es un recordatorio constante de la gracia de Dios y del amor de Jesús, quien vino a confrontar el pecado y la maldad en todas sus formas, independientemente de la posición social o la condición de las personas. Nadie es moralmente digno de participar en la Cena del Señor, pero precisamente eso nos lleva a reconocer que es solo a través de Jesús que podemos acercarnos a Dios.

Creo que lo demostrado en la apertura de las olimpiadas de Francia 2024, no es lo mismo que el Maestro de la Vida enseñó durante una noche. Ya que la cena que se transmitió en vivo, promueve que un grupo de personas sobresalga por encima de otras, y posiblemente actuando con el propósito de herir a personas. Mientras que la Cena del Reino, no es para un grupo selecto de personas, esta abierto a todos, ni cierra la puertas a sus enemigos porque aquellos que comen lo fueron; es para todos aquellos que desean ser del Reino, donde el Rey ha enseñado como servir, no se busca herir a nadie pues él fue herido para llevar bendición.

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